Entrevista a Mar Llambi

Escrito por  Mar Llambi

Adrián de los Reyes ¡Hola!

Soy Mar Llambí, vivo en Madrid (madrileña de adopción) aunque nací hace 33 años en Girona y ahí crecí tanto personal como profesionalmente. Soy Arquitecta Técnica Senior de Dynamics 365 y Power Platform en el equipo internacional de KPMG y llevo 4 años siendo galardonada como Business Applications MVP.

Compagino mis obligaciones profesionales con mi gran pasión por la comunidad técnica y la divulgación, también participo como speaker en algunos eventos. Además, formo parte del equipo organizador del evento Bizz Summit.

¿Por qué y cómo empezaste en el mundo de la tecnología?

Era muy pequeña cuando el primer ordenador "familiar" llegó a nuestro hogar. Aunque originalmente debía ser para mi padre y hermano, poco tardé en sentarme en esa silla y empezar a jugar con juegos de disquete. Con la llegada de internet, mi curiosidad no dejó de crecer y quería entender qué había detrás de esas páginas web que se podían acceder desde cualquier parte del mundo. Quizás fueron los años en los que discutí más con mi familia, tenía 10 años y a las 6 de la mañana de sábado ya me escuchaban encender el ordenador, conectar el módem y empezar mis primeros diseños con HTML y iQuery.

Mi pasión por la tecnología siempre estuvo ahí. Si bien dudaba si estudiar física o informática, pues no entendía muy bien qué papel podía desarrollar, fue después de descubrir referentes e historias dentro del mundo del desarrollo cuando entendí a qué podía dedicarme. Recordaré toda la vida mi primer día en la Universidad Politécnica de Barcelona, una sala llena de chicos y yo, sin saber si ese era mi sitio. Tras vueltas de la vida, fue la Universitat de Girona quien me ayudó a enamorarme de la programación y pude entender mi potencial dentro del mundo de la computación gracias a grandes profesores. De ahí a ser consultora, todo fue una serie de decisiones tomadas en el momento y lugar preciso

¿Cuáles son tus principales actividades tecnológicas hoy en día?

Disfruto muchísimo mi rol de arquitecta, desde la toma de requisitos hasta el diseño de todos los detalles de la solución son tareas a las que me costaría renunciar. Mi perfil más técnico enfatiza más en los componentes, integraciones y arquitecturas de datos que hay detrás de las grandes soluciones que actualmente tengo la posibilidad de desarrollar en KPMG. Estoy enfocada en módulos D365 que corren encima de Dataverse (Marketing y CE), exportación de datos y soluciones y modelos de gobierno con Power Platform. Gracias a la experiencia y la formación que he ido tomando, soy una persona que se siente bien navegando entre lo técnico y el negocio, pero no me quitéis jamás lo primero.

Además, creo en la filosofía de seguir siempre siendo aprendiz, por lo que en cada charla que doy siempre sigo aprendiendo algo más mediante el tiempo de investigación y preparación. Disfruto realizando, como también asistiendo, a charlas de compañeros que acaban aportándome grandes puntos de vista. La organización de Bizz Summit, no lo voy a maquillar, es agotador. Tengo la suerte de compartir equipo con personas llenas de pasión y entregadas, pero un evento así requiere de una gestión increíble y aunque si bien es cierto me consume muchísimo tiempo, cada año lo hago con más entrega y pasión; sabiendo que la recompensa del trabajo bien hecho tiene un valor incalculable.

¿Cuáles son tus principales actividades NO tecnológicas hoy en día? ¿Cuáles son tus hobbies?

Preparen un par de páginas enteras (jeje). Si algo me caracteriza es mi espíritu curioso y a la vez inquieto. Como deporte disfruto muchísimo escalando y practicar yoga con amigos, la sensación de riesgo y libertad combinadas en la escalada me hace sentir viva y el yoga me ayuda a reconectar conmigo y mis pensamientos. Antes practicaba bailes de competición, pero ni el tiempo ni el cuerpo me daban para más.

Me encanta la música, actualmente retomé las clases de solfeo y guitarra eléctrica como asignatura que dejé en paro hace unos años. Me encanta la música en vivo y algo que siempre he disfrutado ha sido ir de conciertos y el ambiente de festividad, sin duda un ambiente de desconexión. No tengo límites en cuanto a música: me apasiona la ópera, la música de cámara me parece de gran valor, me vibra el cuerpo con el Jazz y sin duda vivo hasta el último acorde del rock, metal y punk.

La fotografía analógica lleva conmigo desde adolescente, tengo mis cámaras y alguna reliquia que me acompañan en mis viajes por el mundo. ¡Tengo un cajón lleno de carretes esperando su momento! Y de algún modo un día empecé a cocinar repostería y resultó que se me daba bien y siempre que cae un cumpleaños, tengo una deuda pendiente con mis amigos.

¿Cuál es tu visión de futuro en la tecnología en los próximos años?

Es curioso porque personalmente no me rodeo de gente que tenga la tecnología como pilar profesional principal. Lo que provoca es sentir que convivo en dos puntos de vista: desde mi trabajo vendemos la innovación y la transformación a grandes empresas y resulta, que los trabajadores de éstas (muchos de mis conocidos) siguen sin entender cómo la tecnología puede ayudarles. Con la llegada de la revolución tecnológica, vivimos un momento donde el conocimiento y la automatización empezaban a estar al alcance de todos. Sin embargo, cada vez más siento que estamos entrando en una fase de sobre- y -desinformación. Hay tanto contenido generado, tantos divulgadores, tantos datos que analizar, tantas herramientas que nos pueden ayudar, que la gente tiende a sentirse abrumada y simplemente, seguir haciendo las cosas como hasta ahora. Vivimos unos tiempos donde las oportunidades de transformación con la Inteligencia Artificial se dan de frente contra una resistencia al cambio y la perspectiva que, de cierto modo, hay un componente amenazante en todo ello.

Es por ello por lo que creo que vivimos un momento clave: o nos empoderamos con el uso de la tecnología y aprendemos a mantenernos siempre en un ciclo evolutivo, o vamos a vernos como se nos desplaza por otros roles con unas habilidades más dinámicas. Con la tecnología se requiere un espíritu crítico y a la vez la motivación de querer hacer las cosas mejor. De nada nos sirve sacar herramientas disruptivas si el usuario medio sigue sintiéndose perdido en un mar de abrumadoras promesas. La formación transversal, continua, la formación del espíritu crítico y la capacidad de adaptación marcarán nuestro futuro como humanos.

Tenemos la oportunidad de vivir un futuro digno de ciencia ficción, pero tenemos el compromiso social de generar una tecnología ética, comprometida y con ella, motivar un uso y divulgación correcta.

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